lunes, 16 de mayo de 2011

¿Que prefieres?.



1. Los organismos cúpula del sector privado, aglutinados en el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), plantearon ayer viernes directamente al presidente panista Felipe Calderón que "bursatilice" (que ponga a la venta o en remate) cualquier empresa pública de México utilizando los fondos de pensiones y de seguros. En reunión privada con el mandatario en el Club de Industriales, los empresarios aplaudieron (rabiosamente) el anuncio sobre la venta de acciones de Pemex que Calderón Hinojosa hizo el martes pasado en Nueva York, pero le solicitaron que el mismo esquema se aplique para el resto de las empresas estatales (o paraestatales) y en principio consideraron la viabilidad de que Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) sea la "punta de lanza". ¿Cómo no aprovechar la “venta de garaje” que desesperadamente realiza Calderón si puede ser su última oportunidad?.

2. Hasta la década de los años setenta, es decir, hasta hace 40 años, en el país existían unas dos mil empresas estatales y paraestatales controladas por los gobiernos del PRI. La mayoría funcionaba con números rojos (con pérdida) pero también subsidiaban a los empresarios dándoles precios en fletes, electricidad y demás de regalo y servían para garantizar que los trabajadores no se vayan a la calle por las crisis y conserven sus ingresos; por eso se les llamaba empresas sociales. Las paraestatales fueron siempre odiadas y combatidas por los empresarios privados porque decían, “les hacían una competencia desleal”. La educación pública, el IMSS, sobre todo la Conasupo, los bancos, las empresas de electricidad, ferrocarriles, teléfonos y Pemex, fueron siempre motivo de propaganda calumniosa y de descrédito impulsada por los empresarios. Sólo pararon su campaña cuando se les empezó a vender todo.


3. Los gobiernos priístas que antes de 1982, es decir, antes que el neoliberalismo y la abierta privatización se impusiera con el gobierno de De la Madrid y sus sucesores, aún conservaban el discurso del “nacionalismo revolucionario”. Se cuidaban los gobiernos priístas de no identificarse abiertamente con los grandes empresarios y el clero porque se sentían herederos de la revolución mexicana. Pero a partir de 1982 la política priísta cambió radicalmente en beneficio del sector privado y –como dijo De la Madrid en su discurso: “El Estado comenzaría a devolver a la sociedad (léase empresarios) lo que le había quitado”. Entonces se devolvieron los bancos a los empresarios privados (que luego los vendieron a los extranjeros) y las otras mil 500 paraestatales fueron vendiéndose a los hombres más ricos del país. Los empresarios y clericales entraron abiertamente al gobierno.


4. Todo cambió en México. Los priístas comenzaron a ir a misa, a besarle el anillo al Papa, a arrodillarse frente a Televisa y a apoyar la alianza PRI-PAN. El PAN comenzó a decir que los priístas le estaban robando su viejo programa porque estaban privatizando las tierras ejidales, porque habían restablecido relaciones con el Vaticano y porque estaban regresando, al fin, las empresas a sus dueños privados de antes. Los panistas brincaban de alegría y festejaban porque cada día (sobre todo durante el gobierno de Salinas) el PAN recibía más subsidios y se le otorgaban más cargos en el gobierno vía elecciones. Los “nacionalistas revolucionarios” del PRI fueron hechos a un lado viéndose obligados a acercarse al PRD. La realidad es que en 1982 se inició una revolución política porque el PRI poco a poco le fue entregando el gobierno al PAN, a los empresarios y al clero.


5. No se si hoy los empresarios empiezan a escuchar “pasos en la azotea”; si empiezan a sentir que López Obrador, después de más de seis años de campaña política, pueda ser el nuevo presidente que llegue bloquearles magníficos negocios. No se si vean que su partido real como empresarios –el PAN- está despidiéndose del gobierno y sea necesario aprovechar su último año. Lo que sea, pero los empresarios no quieren más ninguna empresa pública (CFE, Pemex) y buscan que se las entreguen en la bolsa de valores por ese presidente funesto y privatizador (Calderón) que es además el provocador de 50 mil muertos por gobernar con las fuerzas armadas ocupando las calles del país. Mientras tanto la población ignora lo que sucede y no mueve un brazo para defenderse. ¿Qué le importa que el país se venda si en la iglesia le han enseñado que vino al mundo a sufrir?


6. El PAN –no puede olvidarse- nació en 1939 para luchar a favor de los intereses de los grandes empresarios privados contra el Estado (al que bautizaban falsamente de comunista). Fueron los hacendados terratenientes, la alta clerecía y los empresarios inversionistas ligados al capital extranjero, quienes fundaron el PAN en aquellos momentos del gobierno de Cárdenas recién había expropiado el petróleo (1938), nacionalizado los ferrocarriles (1937), expropiado tierras que transformó en ejidos (1937) y había creado la CTM (1936). El famoso fundador del PAN, el tal Gómez Marín, fue un empleado del gobierno del presidente Calles, participó en la creación de Banco de México y luego –siguiendo a Vasconcelos- se dio cuenta de que los empresa privada le ofrecía mejor carrera política. Así fue que en 1939, con los fascistas hitlerianos en México, se fundó el PAN.


7. El PRI fue gobierno desde que se fundó en 1929 y el PAN, hasta 1985, fue sólo un partido de presión que recibió grandes subsidios del PRI. Para asumir la Presidencia Salinas en 1988 –después del fraude contra Cárdenas- tuvo que negociar con el PAN, darle todo lo que pidió, hasta lograr la Presidencia en el año 2000. Así se aceleró la privatización de la economía, se establecieron estrechas relaciones con el Vaticano, se arrebataron las tierras ejidales a los campesinos y las empresas paraestatales y los bancos se vendieron a la empresa privada. El Estado y el gobierno se transformaron en un pequeño juguete en manos de los empresarios, los medios de información y el capital extranjero buscan ahora que las dos o tres empresas que aún cuentan con intervención estatal pasen ya definitivamente en manos privadas. ¿Y el pueblo? Sigue durmiendo arrullado por los medios.

sábado, 14 de mayo de 2011

Sangrandole la lengua a la Gordillo.



1. Que Esther Gordillo, la cacique desde 1989 de la organización sindical más numerosa de América Latina, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), tiene la razón al decir que “no ha habido proyecto educativo en muchos sexenios” es una verdad indiscutible. Lo condenable es que sabiéndolo no lo haya denunciado en cada momento, no haya movilizado al gremio para que la educación no se desplome, y haya preferido acomodarse a los funcionarios en turno. Fue siempre evidente que a los panistas secretarios de Educación Reyes Tamez, Josefina Vázquez y Alonso Lujambio se les caía la baba por tanta ignorancia, pero la Gordillo prefirió burlarse de ellos, permitir que la educación nacional termine de caerse en pedazos y conservar los apoyos presidenciales de Fox y de Calderón.

2. La señora Gordillo es corrupta, pero no es burra porque lleva 50 años en el campo educativo y en la educación pública. No es ninguna especialista en educación pero su fuerza política y sindical, respaldada por los gobiernos en turno, le ha dado la gran oportunidad para realizar desde el SNTE (y no lo hizo) cosas positivas para frenar la privatización educativa, elevar el presupuesto en educación, evitar la derechización de planes y programas, impulsar de verdad el mejoramiento del magisterio y democratizar la vida sindical. Con los enormes recursos multimillonarios que se manejan en cuotas, además de los principios históricos del llamado “nacionalismo revolucionario” con que se formó el SNTE, esta organización pudo ser un ejemplo para América Latina. Pero nada de eso el sindicalismo “charro” o espurio se convirtió en obstáculo de la educación.


3. Hace una semana la Gordillo declaró con enorme cinismo y desparpajo, pero que no puede negarse que es verdad: “Ya basta de reformas de parche y sostuvo que hoy está confirmado que no ha existido un proyecto educativo durante muchos sexenios. Destacó que ni con los panistas ni con los priístas ha habido una política de Estado en el sector”. Luego busca fundamentar con un rollo que no está mal, pero que es increíble hasta dónde puede llegar su demagogia: “Hace más de 30 años que la economía no crece o lo hace marginalmente, la pobreza se expande , las expectativas para los jóvenes son inexistentes, el país expulsa cada vez más mexicanos al exterior. Los fenómenos de inseguridad y de violencia irrumpen en el escenario nacional y nuevas pandemias limitan el desarrollo pleno del individuo”.


4. La realidad es que quizá sólo hayan habido tres planes educativos a los largo de 19 cuatrienios y sexenios registrados desde el triunfo de la revolución 1910-17. Sin duda Vasconcelos –durante el gobierno de Obregón- tuvo un plan educativo revolucionario 1921-24; la llamada escuela socialista-cardenista de 1934-40 fue un plan educativo dirigido por Vázquez Vela, y el Plan de Once Años (1959-70) de Torres Bodet fue el último plan educativo. Los demás secretarios de educación han ocupado el cargo como cuotas políticas de consolación otorgadas por el gobernante en turno. ¿Qué fue el Zedillismo y sus amigos en la SEP sino una luz que quiso brillar pero sin carácter ni convicciones prefirió acomodarse a las circunstancias del momento político? Allí también la Gordillo pudo torcerle el cuello al cisne.


5. La realidad es que para que hayan planes o proyectos educativos nacionales se requiere que el presidente en turno sienta la necesidad y viva la coyuntura que lo obligue a actuar. Obregón, por el empuje revolucionario de su momento –los años 20- se vio obligado a operar; Cárdenas necesitaba en los 30 recuperar lo perdido por el Estado durante la crisis mundial capitalismo, y López Mateos a fines de los 50 y principios de los 60 sentía las protestas sociales por la gran represión que había desatado y por las repercusiones de la Revolución cubana. ¿Qué presiones hacia mayor desarrollo educativo pudo haber sentido Fox o Calderón si para ellos, como panistas, siempre fue mejor un pueblo ignorante porque el verdadero conocimiento se obtiene a través de la fe en lo divino, en dios?


6. Lo que sucede hoy con la cacique Gordillo con sus declaraciones “sensacionalistas” es que ya está dentro de la campaña presidencial. Rápidamente, después de dos sexenios panistas en los que tuvo todos los privilegios, ahora comienza a alejarse de los panistas para acomodarse nuevamente al PRI, partido que también dirigió desde la secretaría general y desde la cámara de diputados. Por tanto sus declaraciones –aunque repita simplemente lo que hemos dicho ampliamente mil veces- son pura demagogia con la que seguramente adornará a su partido –propiedad particular- que bautizó con el nombre de Partido Nueva Alianza (PANAL) No ha habido ciertamente proyectos educativos, pero la líder no ha hecho absolutamente nada para obligar a los secretarios de la SEP y a la Presidencia para que esos existan.


7. Así que la Gordillo –la cacique del SNTE desde 1989- no solo ha sido cómplice de la privatización y del desplome educativo, ha sido además responsable de la caída junto a los ignorantes secretarios de la SEP. Pero los luchadores sociales de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE) no podemos de dejar de reconocer que esta funesta líder sigue siendo muy poderosa; que no basta con mentarle la madre y decir que se parece a Chuki. La CNTE tiene que construir una fuerza superior y más experimentada si quiere expulsarla del poder. La CNTE fue fundada en 1979 y lleva más de tres décadas de lucha sin debilitar el gigantesco poder de la líder por contar siempre con la fuerza de los gobiernos en turno. Tenemos que inventar y crear otras estrategias que permitan consolidar más fuerzas propias y aliadas.

martes, 10 de mayo de 2011

La sociedad contra las mafias.



El país vive la emoción que ha desencadenado la Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad a que convocó el poeta Javier Sicilia. Es verdad: México entero coincide en que no es posible soportar más la atmósfera de crimen, corrupción, incapacidad e irresponsabilidad oficial que vivimos, maniatados y como esperando siempre a que se combinen las malas fortunas para hacernos pagar lo impensable.

Pero resulta casi cómico, si no fuera trágico, que a este sentimiento masivamente expresado, a esta demanda multitudinaria que rebota de pantalla en pantalla y de altavoz en altavoz, sólo se responde con sordera y necio empecinamiento, que llevan al Presidente y a sus subordinados a repetir incansablemente que no se corregirá la ruta ("no hay más ruta que la nuestra"). Mostrándose otra vez que en nuestra historia reciente resulta habitual que los "dirigentes" no vean ni escuchen las exigencias de la sociedad, y confirmándose que el pueblo tiene la mirada, el corazón y la capacidad de análisis más abiertos y certeros, más inteligentes, que los titulares de los poderes de la Unión, en sus distintos ramos y niveles. Demostrándose una vez más que la sociedad está muy por arriba del Estado.

Con plena razón sostuvieron hace unos días Diego Valadés y Jorge Carpizo que Felipe Calderón debe reconocer "seria y prudentemente" que no funcionó su estrategia de combate al crimen organizado. Esto no significa, como lo han interpretado neciamente Calderón y sus ayudantes, que sus críticos simplemente exijan el regreso del Ejército a sus cuarteles.

No, lo que se dice es que el combate ha de ser múltiple y multidimensional: la contención policiaca y militar, pero el combate con la misma fuerza y decisión al lavado de dinero y a las finanzas de los grupos criminales, contar con información suficiente y actuar eficazmente para acorralarlos, atacar con inteligencia sus ligas internacionales y, desde luego, emprender una gran "revolución cultural" que se proponga alejar de la drogadicción a la niñez y a la juventud. Y que se proponga dinamizar todos los aspectos de la recuperación anímica y física de quienes han caído en el pozo. Sin hablar de planes consistentes y amplios para crear empleos y escuelas para cambiar la vida de los jóvenes, de esos famosos ninis que son carne de cañón y que se sienten abandonados no sólo de la mano de Dios, sino de la mano de un gobierno y un Estado de verdad responsables.

Pero todo esto, que se ha dicho hasta la saciedad, no ha penetrado un ápice en su mentalidad, empezando por Felipe Calderón, lo que significa el abandono y la desatención de los reales problemas del narcotráfico, y el necio empeño de seguir tratando sólo de manera unilateral y simplista un grave problema que es de suyo complejo y multidimensional.

Tal es el corazón de la crítica al gobierno. El reclamo no se reduce a pedir el regreso del Ejército a los cuarteles, sino la exigencia al gobierno de que trate la cuestión en sus variadas dimensiones, que parecen olvidadas y reducidas sólo a su aspecto militar. Es este reduccionismo sordo a otras opiniones lo que hace tan vulnerable la posición del gobierno de Calderón en su combate al "crimen organizado".

Como muestra, otro reciente botón: la peregrina idea de la Secretaría de Gobernación de que los jóvenes debieran enrolarse en una llamada Policía Estatal Acreditable, convirtiendo en estúpida caricatura un problema de gran seriedad.

Otro silencio que se escucha estruendosamente es el de los pretendientes a 2012, mutismo sobre la cuestión más urgente que vive la sociedad mexicana (salvo la alusión de AMLO en la presentación de su Nuevo Proyecto de Nación, en que afirmó que el Ejército debía regresar a sus cuarteles, sin prisa y con gran cautela). Todo indica que sobre éste y otros temas fundamentales la "discreción" y la "secrecía" siguen siendo el "estilo" de nuestra política, es decir, la sustracción de los temas fundamentales a la discusión pública.

Es entonces lamentable que entre los "recursos" humanos de Felipe Calderón no haya quien pueda centrarse en un enfoque multidimensional del problema, prefiriendo el silencio a causar un disgusto al jefe o a los jefes. Pero en el fondo se cae pronto en la cuenta de que hay aspectos de ese combate, sobre todo contra las finanzas de los mafiosos, de la droga o de cuello blanco (banqueros, financieros, políticos, etcétera), que evitan los "oficiales" de todo rango y que para nosotros resulta confirmatorio de que la corrupción es generalizada y alcanza también a los sectores de "altos vuelos", incluidos los financieros, que en esta maraña delictiva se llevan la tajada del león.

Se ha dicho ya que esta "guerra contra el narcotráfico" es sobre todo un negocio, negocio de las drogas y del tráfico de armas, lo cual multiplica los intereses de los involucrados y su oposición a que finalicen ambos delitos. Ésta es una de las raíces de la cuestión, y uno de los muros de piedra a que se enfrentan Javier Sicilia y sus seguidores.

Es decir, nos enfrentamos no sólo a la cerrazón de quienes tienen en sus manos esta guerra, sino a los intereses multimillonarios que los hacen tan poderosos. Pero por tales razones un saludo también redoblado a la aventura de Javier Sicilia y de quienes con él se han solidarizado.

viernes, 6 de mayo de 2011

La realidad como show visual.




La realidad es como nos la muestran.

Si le preguntamos a cualquier persona de una ciudad de, digamos, más de 50.000 habitantes de cualquier parte del planeta cómo es por dentro un submarino, seguramente nos responderá lo mismo que podría repetir cualquier lector de este texto que en este momento está usando el internet: tiene muchos comandos, luces, aparatos de alta tecnología. Seguramente no lo equipara con un automóvil; en todo caso quizá le podrá encontrar similitudes con la cabina de un avión comercial, pero sin dudas no lo verá parecido al interior de una vivienda, de una iglesia católica ni el de una mezquita. Y también sin dudas, ninguna de esas supuestas personas preguntadas desmentiría la respuesta de alguien que diga algo más o menos por el estilo. Estamos convencidos que así es el interior de un submarino. Ahora bien: lo más probable es que la inmensa mayoría de ese grupo al que nos referimos nunca estuvo dentro de un submarino, pero ello no obsta para que tenga una idea de cómo es. ¿De dónde sacó esa "idea"? -que, en verdad, es ante todo una imagen-. Sin dudas: de los medios audiovisuales masivos de comunicación.


¿Qué queremos significar con ese ejemplo? Que la realidad cada vez más está construida desde imágenes que generan usinas ideológico-culturales dominadas por poderes globales y que la abrumadora mayoría de la población planetaria consume sin mayor capacidad de respuesta crítica. ¿Quién dijo que los árabes son "fanáticos sedientos de sangre"? La industria del entretenimiento de Hollywood desde hace décadas nos preparó para llegar a eso. Luego, establecida esa "realidad", ante tamaño fanatismo vendrán las invasiones liberadoras (y de paso podrán agenciarse de su petróleo, claro está…).


La realidad no es independiente del sujeto que la conoce. Una botella es medio vacía o medio llena según se la considere. Dicho de otro modo: la pregunta por la "realidad" es la más recurrente en todos los pensadores de todas las épocas y de todas las culturas. En esa perspectiva, entonces, son variadísimas, casi infinitas, las cosmovisiones que sobre ella se han tejido. En definitiva: la realidad no es única; depende de quién la considere. Pero hoy, a partir del Occidente industrializado con su revolución científico-técnica que cada vez se profundiza más, estamos ante una nueva cosmovisión radicalmente distinta: a partir de la irrupción de los medios de comunicación de masas surgida en el siglo XX, la idea de realidad está sufriendo una transformación como nunca antes se había visto en toda la historia, y con una incidencia que todavía no estamos en grado de apreciar en su plenitud. No es para nada exagerado decir que hoy estamos ante una nueva realidad: la realidad virtual, la que crean los medios de comunicación masivos.


Dicho muy a grandes rasgos, la tendencia moderna de las ciencias sociales, y también la filosofía que la subtiende, ha ido más allá de un realismo cosificante en que la realidad es sólo objeto material independiente del sujeto que se relaciona con ella, tal como en Occidente durante dos milenios fijó la tradición aristotélico-tomista. La realidad, para la modernidad, es siempre una construcción. No hay substancia, cosa en sí, esencia o verdades ocultas fuera del sujeto del conocimiento. Verdad y sujeto quedan indisolublemente unidos. Sin pasar a un subjetivismo ingenuo donde se podría llegar a decir que la realidad está sólo en la cabeza del sujeto cognoscente (solipsismo extremo), cada vez va quedando más claro que el mundo tiene que ver en un todo con el sujeto que está parado en él. La realidad humana -que es siempre el universo simbólico humano-, es histórica, y por ello mismo cambiante, relativa.


La aparición de los nuevos medios masivos de comunicación que permitió el desarrollo científico-técnico durante el siglo XX abrió campos inexistentes en épocas anteriores. La comunicación se masificó; todo el mundo comenzó a tener acceso a elementos que, hasta no mucho tiempo antes, eran privativos de elites selectas. Ello no significó, ni remotamente, que la cultura se democratizó. En todo caso los factores de poder comenzaron a tener en sus manos instrumentos de los que no habían dispuesto antes y con los que, en definitiva, no hicieron sino acrecentar su poder.


Si el "pan y circo" es tan viejo como la historia de las civilizaciones, la tecnología comunicacional masiva moderna (prensa escrita, telégrafo, teléfono, radio, cine, disco, televisión, internet, y la lista sigue -hoy días están de moda las llamadas redes sociales: facebook, twitter-, y no sabemos qué seguirá) permitió llevar el impacto de esas instancias a niveles impensables algún tiempo atrás. Seguramente nadie, en el momento de inaugurar una nueva tecnología de comunicación masiva, tenía como proyecto inmediato -y ni siquiera a largo plazo- generar un poder tan grande como el que, a la postre y sin saberlo, estaba generando. Lo cierto es que esas tecnologías dejaron de ser simples instrumentos para, en un cierto sentido, adquirir vida propia. Son ellas las que fueron marcando la forma en que el "pan y circo" moderno fue concibiéndose. Claro que son los poderes fácticos, los seres humanos concretos de carne y hueso que encarnan esos poderes, los que aprovechan, planifican e implementan esos medios. Pero de algún modo la misma naturaleza de estos medios técnicos, el proyecto humano del que nacieron, la ideología en que se inscriben, van moldeando su propia forma.


Hacia una cultura de la imagen


Hoy día los llamados mass media son un importantísimo factor en las sociedades modernas por dos motivos: 1) para alimentar el ciclo del consumo y 2) para resguardar el statu quo. El socialismo real en sus distintas expresiones (las ya terminadas y las aún vigentes) no ha dejado de usarlos igualmente, priorizando, claro está, la segunda faceta, la de arma política. Según estudios al respecto, en estos momentos la radio es el medio de comunicación más consumido a escala planetaria, seguida de la televisión.


En los países desarrollados del Norte es el internet la tercera fuente de información, quedando relegada la prensa escrita a un cuarto lugar, en un proceso irreversible y cada vez más rápido. Todas estas posibilidades comunicacionales son una mezcla de información, entretenimiento y educación. Estudios semióticos serios dicen que alrededor del 85 % de los valores y contenidos ideológicos que un adulto término medio urbano -del Norte o del Sur- detenta, proviene de los mass media, la televisión fundamentalmente. Es claro que su importancia es toral en el diseño de las sociedades actuales. También, sin ningún lugar a dudas, en las socialistas. "Pan y circo", herramientas de control social o arma liberadora -como se las quiera considerar- irrefutablemente juegan un papel cada vez más importante ¿Superarán a la familia o a la escuela formal en su función civilizatoria? ¿Habrá un sexo virtual que le quitará espacio al sexo de carne y hueso? ¿Se nos programará la cabeza a gusto del cliente con un chip implantado desde el nacimiento? Quizá no estamos tan lejos de todo ello.


En el mundo de la libre empresa, y por una intrincada mezcla de 1) autonomía en la propia modalidad intrínseca de los medios masivos (su dinámica lleva a la vulgarización creciente, la cultura de masas termina siendo cultura pobre para pobres) y de 2) proyecto político-ideológico en sus arquitectos (los mass media son negocio y control de las cabezas de las masas), el resultado final es que toda la parafernalia de estas instancias da como resultado una nueva modalidad cultural basada, fundamentalmente, en la ausencia de crítica y en la entronización de la imagen. Aunque crecen y se agigantan con velocidad impresionante, los mass media se empobrecen en términos de contenido crítico y empobrecen a las grandes mayorías con velocidad inversamente proporcional a su gigantismo. Que la inmensa mayoría de la población mundial escuche radio, vea televisión, asista al cine, lea un periódico o navegue en internet, si bien en un sentido habla de una democratización de los saberes que siglos o milenios atrás no tenía la humanidad, al mismo tiempo habla de una banalización creciente, de una dependencia creciente de los mensajes que generan los grandes poderes globales. Por supuesto -sería desubicado negarlo- la información habida y difundida en la actualidad es monumentalmente más grande cada instante. Pero junto a esto el grado de manipulación de los mensajes en juego es también inconmensurablemente más grande cada instante. El "pan y circo" que lograron los romanos del Imperium o el grado de penetración cultural y manipulación al que puede haber llegado la Iglesia Católica durante su dominio de siglos en todo Occidente, enormes sin dudas, no pueden compararse con lo que van logrando los canales de comunicación actuales, más omnímodos, más sutiles; y si se quiere: más atractivos ¿Quién no queda prendido/fascinado ante una pantalla de televisión a color? Lo cual nos recuerda que, en realidad, no estamos tan lejos de los insectos que quedan embobados ante la lámpara luminosa.


La influencia del Coliseo con sus gladiadores, o del sermón dado por el sacerdote en cualquier iglesia durante el medioevo europeo, o la incidencia de cualquier agente religioso de cualquier cultura (brujo, shamán, pitonisa, etc.) ante su público, de enorme impacto obviamente, no puede compararse a la penetración de las actuales tecnologías de los mass media. Hay cada vez menos defensa ante ellos, aunque como población global estemos más informados. La cuestión decisiva en este cambio es la forma en que los actuales medios masivos de comunicación van forjando la realidad; por siglos, los agentes culturales que informaban-divertían-educaban a las masas (los "comunicadores sociales", para usar una palabra moderna, la superestructura ideológica si queremos decirlo de otro modo) ejercieron una influencia simbólica: su mensaje contribuía a moldear la realidad. Hoy día esos actores crean una realidad nueva, la inventan, la fabrican. La realidad es, cada vez más, virtual. Hablamos hasta el hartazgo de Bin Landen, pero no tenemos la menor idea si existe, existió o murió hace ya 10 años como recientemente se dijo; sólo repetimos lo que los hacedores de imágenes nos dicen. ¿Cómo poner distancia entre la realidad material y el holograma? La realidad es el conjunto de símbolos que nos vienen prefabricados de los hacedores de fantasías, de las pantallas preferentemente. La realidad, entonces, va cobrando forma de espectáculo, de circo difundido en imágenes. Para decirlo con otro término actual: de show visual.


La realidad como comedia


La reciente boda real (el evento más visto por mayor cantidad de gente al unísono en la historia), la beatificación del Papa Juan Pablo II, la muerte de Bin Laden o el omnipresente fútbol ¿son noticias del mundo, o son parte de una muy bien tejida trama de comedia? La realidad -o, al menos, la versión mediática de ella, que es sin más la realidad con que nos manejamos- se ha ido transformando en una comedia (tragedia no, es demasiado lúgubre). La realidad es construida diariamente como banalidad, como feria de vanidades. La avalancha de información que se recibe busca, en última instancia, mantener desinformado. Todos los acontecimientos de la realidad cotidiana son visualizados con la misma óptica: de lo que se trata es de presentar productos "vendibles" (¿por qué habría que "vender" la realidad?), de fácil consumo, entradores, coloridos, nunca dramáticos. Incluso la reciente (supuesta) muerte del "principal terrorista" del mundo, pese a tratarse de un hecho luctuoso -¡una muerte!-, no deja de tener forma de comedia alegre (de hecho, muchos festejaron y bailaron al conocer la "noticia"). Si toda esta feria de vanidades coloridas conmueve, es porque son hechos sensacionalistas, almibarados o sangrientos, farsas bien montadas preparadas para activar sentimientos, respuestas empáticas, viscerales, pero jamás para generar reflexión. Como en toda comedia, la realidad queda elidida y transformada en pasatiempo.


Podría decirse contra todo lo expuesto que, si bien hay algo de razón en la crítica presentada, es más importante lo que los medios masivos han traído. En ese sentido cualquier habitante de la aldea global, sin salir de su casa y gracias al portentoso milagro de oprimir un simple botoncito, puede tener acceso a un océano de información, variado, diverso, con lo que su vida estaría infinitamente en mejores condiciones que la de otros seres humanos de apenas algunas generaciones atrás que no conocían toda esta magia de los mass media. Pues bien: eso es muy cuestionable. ¿Es más libre el esclavo analfabeto que el ciudadano que mira varias horas diarias de televisión? ¿En qué sentido sería más "libre"?


La realidad no es sólo tragedia; es un abanico multicolor donde el drama juega un rol básico, y del que también hacen parte la comedia y la rutina anodina. Pero lo que cuesta creer es que la realidad es un eterno espectáculo preparado para atontarnos. Y sin embargo, toda la evidencia nos confirma que así es. Si la reducimos a show visual -tal como hoy día va la tendencia- estamos a las puertas de una más que preocupante involución de la humanidad, aunque la veamos en pantalla gigante plana de plasma líquido con definición ultrarrealista y la escuchemos con la más refinada tecnología de audio envolvente con efecto cuadrofónico. Si la realidad se reduce a sensaciones programadas y manipulación de la conciencia (lloramos con una telenovela…, o se busca que nos alegremos con la muerte de Bin Laden), entonces triunfó la fantasía ramplona. Estaremos un poco más o menos "informados", pero estaremos absolutamente más sometidos a los dictados de quienes fabrican esa realidad.


Medios alternativos como el presente son buenos acicates para recordarnos que la historia no ha terminado, que la tragedia de la vida sigue, que, aunque nos impongan reír, llorar, soñar o enfervorizarnos según los deseos del poder, estamos vivos y que somos reales.