jueves, 24 de noviembre de 2011

¿Por que la gente vota por su esclavitud?.



Lo ocurrido en Italia, Grecia y Libia convenció a mucha gente de lo que por otra parte ya era evidente: la existencia de un estado de excepción global, fundamentado sobre la administración de una emergencia interminable (económica fundamentalmente, pero también ambiental, sanitaria, humanitaria, etc.) cuya fuente de poder se ejerce a través de una serie de aparatos de gobierno nacionales y multinacionales pero que no emana necesariamente de ellos, sino que se cocina en las oficinas de los fondos de riesgo y las calificadoras, de Goldman Sachs y demás instituciones financieras “demasiado grandes para fracasar”, y en líneas más generales, en el reducidísimo pero variado mundillo de quienes encabezando ese despiadado proceso mundial de lucha por la acumulación que algunos llaman “crisis del capitalismo”, cuentan con el suficiente poder como para imponerle reglas.

Ahora bien, bajo esta “evidencia”, está claro que es difícil explicar lo ocurrido en España este fin de semana pasado. Y es que aunque todo lo anterior siga siendo cierto, necesariamente el triunfo del PP obliga a replantearse al menos uno de los supuestos, y de hecho el más importante de todos: el de la imposición de las reglas por parte de los agentes del Capital global. Claro está que no es la primera vez que un “gobierno de los mercados” llega al poder por vía electoral, pero también está claro que incluso en el caso de los más recientes (como Piñera) eran, por decirlo así, otros tiempos. Piñera y el propio Berlusconi al menos podían alardear de algunos de los principios caros al neoliberalismo histórico, como la libertad de mercado y el emprendimiento. Digamos, eran parte de una época para nada lejana en la que la tecnocracia neoliberal -aunque ya decadente- podía aún identificarse con el progresismo. En cambio Rajoy es el primer presidente del neoliberalismo en estado puro electo por las mayorías, sin mediaciones ni lubricación: más allá de la tontería del “voto castigo” ganó porque ofertó mayor sumisión, porque prometió hacerle la vida más miserables a todos los españoles, porque garantiza mayor espolio, menos derechos y mayor pérdida de la soberanía en mano de los especuladores y las minorías. La diferencia entre Rajoy y Zapatero desde este punto de vista es desde luego de estilo: Rajoy hace explícito lo que Zapatero mistificaba y encubría con un impotente y cínico “no hay alternativas”. Eso desde muchos puntos de vista puede ser preferible, como pasó de hecho con Piñera ya que todo el mundo está claro a qué se juega. Pero no deja de ser inquietante este salto cualitativo del estado de excepción global del Capital cuando no es a través de una invasión como en Libia o de un golpe de estado tecnócrata como en Italia y Grecia, sino la propia masa la que soberanamente se somete ante unos poderes que claramente actúan contra ella. Es decir, Rajoy no es el Leviatán de ocasión al cual hay que someterse porque protege: es simplemente el agente ocasional del Leviatán de la sumisión llana y simple


Por supuesto, siempre se podrá decir que cuarenta y pico por ciento de los votos no es mayoría, que la manipulación mediática, que Izquierda Unida ya no tiene cinco diputados sino ocho, etc. Todo eso puede ser verdad, pero no explica ni justifica ni suaviza lo que pasó. Así las cosas, habrá que avanzar en el análisis de la condición de esta “nueva” situación de sometimiento objetivo, que pese a concentrarse en Europa no se limita a ella, mientras sin necesidad de ser trostkista uno no puede dejar de recordar aquello de que la crisis de la humanidad no es sino en el fondo la crisis del movimiento revolucionario.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Lopez Obrador, El Candidato.

Ya es oficial que Andrés Manuel será el candidato presidencial de los partidos de la Revolución Democrática, del Trabajo y Ciudadano, y del Movimiento Regeneración Nacional y que ellos, junto a otras expresiones sociales y políticas, trabajarán por la creación -a propuesta de Marcelo Ebrard- del movimiento progresista que pujará para llevar al primero a despachar en Palacio Nacional.

El jefe de Gobierno del Distrito Federal, acompañado del tabasqueño de Macuspana, explicó al centenar de colegas que cubrieron el trascendente anuncio no sólo para las izquierdas sino para la vida política presente y futura, que “Podría yo argumentar que nos fuéramos a una elección interna de aquí a diciembre, pero no lo haré por congruencia”, además de que “una división en la izquierda representaría llevarla al precipicio. Eso no lo haré nunca”. Y remató: “Cumplo y acato los resultados de las encuestas, cumplo lo que he dicho. Hoy soy y le soy leal” a la causa, por encima de la vanidad.


En reciprocidad, el favorecido en tres de las cinco preguntas aplicadas por las firmas Nodos y Covarrubias a 6 mil encuestados mayores de edad en sus domicilios particulares, el antepasado fin de semana, estableció el siguiente símil: “Marcelo, como Ulises el de La Odisea, no se dejó cautivar por el canto de las sirenas, se puso cera en los oídos; nos está dando una lección: como ser humano”. Lo describió, además, como buen amigo y compañero, dirigente político extraordinario y excepcional que ha demostrado con hechos anteponer el interés general al personal.


No es para menos. Con tesis, escenarios, sentencias periodísticas y políticas -producto del pensamiento individual, pero también de los encargos de dirigencias partidistas y del grupo gobernante-, apostaron múltiples firmas al fracaso del acuerdo entre los dos aspirantes presidenciales y los hombres y mujeres que representan o se identifican con ellos.


Ríos de tinta y muchísimas ondas hertzianas sobre la presuntamente congénita vocación de las izquierdas para confrontarse, dividirse, empezarán a quedar atrás; pero no cejarán las voces que más por comisión que por convicción refrendarán las apuestas por la división de las siniestras.


Sin embargo, lo anunciado el martes 15 es apenas un primer paso, aunque importantísimo. Pero sólo eso. Falta andar el difícil y sinuoso camino de la construcción del movimiento progresista que se anunció, tan amplia e incluyente como lo permita el programa de gobierno para virar el rumbo del país, en el que fue inserto en 1982 por decisión unilateral de las elites nacionales, fuertemente impulsadas por las extranjeras, particularmente las estadunidenses.


Está por delante también que la vocación y el compromiso unitarios de los dos personajes, sus partidos y movimientos, permee a sus dirigencias altas y medias, militantes y adherentes, además por supuesto de los votantes duros pero sobre todo los potenciales.


Compromiso y vocación que pasa, además, por la elección o designación por la vía que convengan, de los candidatos que abanderará la coalición de las izquierdas para múltiples cargos de elección popular que estarán en juego el primer domingo de julio de 2012.


La convergencia de esfuerzos y la unidad en la acción política y electoral -desde arriba y desde abajo, y a la inversa, en un proceso simultáneo-, necesariamente tendrán que construirse cada día, todas las semanas y los ocho meses y medio que restan para la madre de todas las batallas.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

El gran capital no permitira otra Islandia.



El día 1 de noviembre de 2011 el socialdemócrata primer ministro de Grecia, Georgios Andreas (Yorgos) Papandreu, convulsionó a la Unión Europea (y al mundo), anunciando su intención de llamar a referéndum al pueblo griego, para que este se expresara sobre el “paquete” de medidas económicas impuestas a esa nación, condición inexorable de la Unión Europea, su Banco Central y el FMI (Fondo Monetario Internacional) para proporcionar la “ayuda” necesaria para que el Estado Griego pague la deuda que mantiene con los grandes bancos transnacionales.

Paquete clásico neoliberal, cuyo fracaso ya fuera demostrado hasta el cansancio en nuestra Latinoamérica y cuyo costo correrá por cuenta exclusiva de los ciudadanos griegos, que no sólo están viendo esfumarse sus empleos, sino que sufren además de la pérdida de todas las funciones sociales del Estado (eliminando los presupuestos en inversión social para cumplir con el “ahorro” impuesto por las instituciones financieras), de la pérdida de las instituciones públicas de servicios a través de la privatización obligatoria y de una grave crisis económica interna.


Parece evidente que la percepción política de Papandreu lo llevó a considerar la consulta al pueblo, ante la imposibilidad de controlar con la fuerza un movimiento social de resistencia que lleva ya casi dos años enfrentando estas medidas y paralizando al país con huelgas y manifestaciones masivas. Intentó de esta forma desviar la presión popular y buscar un apoyo político de las mayorías que ya no tiene. Quizás también en el fondo de su conciencia restaran trazos de una ideología “social” que contemplan en la teoría, tanto su formación política como su partido el PASOK (Partido Socialista de Grecia).


La respuesta “institucional” europea fue inmediata. El vocero principal fue un Nicolás Sarkozy (presidente francés) cargado de soberbia –posiblemente desde la seguridad proporcionada por su triunfo en la cruzada de conquista de Libia que abanderó, y que dejó para su país como botín principal el 35% del petróleo libio– quien emitió tajantes declaraciones que llegaron hasta afirmar: “…estamos dispuestos a ayudar a Grecia porque la solidaridad es la base de la construcción europea, al igual que el principio de lealtad, pero eso implica que Grecia por su parte cumpla sus compromisos…Siempre es legítimo preguntar al pueblo pero también está claro que no podemos estar en una situación de incertidumbre prolongada…”, dejando claro desde el principio la limitación a todo margen de decisión por parte del pueblo griego. Igualmente, el Consejo de la Unión Europea (compuesto por los principales bancos) hizo oír su desacuerdo con cualquier resultado posible de la opinión de los ciudadanos griegos que alterara los acuerdos económicos que fueran firmados el 26 de octubre para proporcionar la “ayuda” a Grecia. Finalmente, las bolsas de valores europeas se desplomaron (hasta en un 7%) ante el temor de los capitales especulativos de que un referéndum pudiera alterar las decisiones ya tomadas por el Estado griego.


A los dos días de su anuncio, el 3 de noviembre Papandreu concurrió a la reunión del G20 que se instaló en Cannes (Francia). No se ha hecho público lo hablado en reunión con Sarkozy y Ángela Merkel (canciller alemana) y luego en otra reunión ampliada a la que se unieron Silvio Berlusconi (Primer Ministro Italiano) y José Luis Rodríguez Zapatero (Presidente de España), lo cierto es que deben haberle explicado en detalle al primer ministro griego que los poderes europeos no estaban dispuestos a aceptar el referéndum propuesto y que en caso de realizarlo Grecia no vería un solo Euro de la “ayuda”, llevando quizás la amenaza hasta expulsar a ese país de la UE y del Euro (aunque en los tratados constitutivos no existe ningún basamento legal que lo permita, pero ya estamos claros hasta donde llega la realpolitik) Esto se provocó inmediatamente un giro de opinión de Papandreu, que esa misma noche pronunció en su congreso un penoso discurso, buscando el apoyo de la oposición para llegar a un “acuerdo nacional” que ratificara la vigencia de las medidas económicas (el “paquete”) que ya se habían pactado con los organismos económicos de la Unión, e hiciera “innecesario” el referéndum. El lamentable tono del discurso hizo acordar al de Zapatero cuando implementó las medidas económicas en su país, en el cual llegó a decir que si bien lo que estaba haciendo no le gustaba e iba contra sus convicciones, no quedaba más alternativa que llevarlo a cabo.


La oposición griega representada por el principal partido de oposición derechista Nueva Democracia, y por su líder Antonio Samaras, condicionó su apoyo a Papandreu a que éste renunciara, estableciera un Gobierno de Transición y llamara a elecciones en seis semanas. Sin embargo, Papandreu logró el día 4 de noviembre un “voto de confianza” del congreso lo que le permite seguir adelante en la constitución de un gobierno de “unidad nacional” pactando con otros partidos políticos, y blindando la posición del estado griego de aplicación de las medidas y dejando definitivamente de lado la posibilidad de llamar a referéndum.


Finalmente, el dúo Sarkozy–Merkel que está liderando las decisiones económico–políticas europeas frente a la crisis, en el marco de la misma reunión del G20 presionó al primer ministro italiano Silvio Berlusconi para que sea el Fondo Monetario Internacional quien controle la aplicación del “paquete” en Italia.


Todo este melodrama en varios episodios nos está mostrando que:


1) Hoy está a plena luz del día que los estamentos políticos de los países centrales están absolutamente a la orden de los intereses del gran capital, quien maneja completamente el mundo. En Europa –mostrado ahora con claridad por estos episodios– sus “lideres” toman las decisiones políticas para proteger el dinero de los grandes bancos y las corporaciones, y en los Estados Unidos el gobierno de Barak Obama ha demostrado y sigue demostrando como es un “prisionero” no solamente de los intereses de Wall Street, sino de su complejo militar–industrial, y cuyas decisiones políticas (incluso las de ir a la guerra) responden siempre directamente a las necesidades de ganancia y lucro de ambos sectores. Estos sucesos también demuestran cuan rápidamente actúan estos poderes, al impedir que Grecia se atreva a tomar el “mal ejemplo” de Islandia, donde a través de dos referéndum su pueblo decidió no a cargar con el peso de la deuda que el Estado tiene con los bancos europeos, y como el ejercicio de esa voluntad popular, a pesar de todas las protestas y resistencias de la Unión Europea, no sólo tumbó al gobierno y cambió la orientación político-económica del país, sino que ha permitido que empiece a recuperarse económicamente. El temor de los poderes establecidos es que se produzca un “efecto dominó islandés” que se difunda entre los países europeos más golpeados por la crisis (ahora es Grecia, pero Italia, España y Portugal están al borde del colapso) y que los pueblos puedan decidir que no van a pagar con su sacrificio las deudas que los Estados tienen con los grandes bancos, y ese temor ha provocado esta violenta reacción que mató rápidamente la posibilidad del referéndum griego.


2) El panorama también muestra la estrepitosa caída del mito de la “democracia representativa”, cuando los gobiernos europeos están cada vez más lejos de sus ciudadanos y cuando toman decisiones que afectan profundamente sus vidas y no están en absoluto dispuestos a tener en cuenta su opinión. Es algo más que paternalismo, son directamente conducciones autoritarias, encubiertas bajo una supuesta estructura democrática, que en los hechos son lo que un filósofo uruguayo llama las “dictablandas”.


3) Se muestra además el fracaso estrepitoso de las socialdemocracias, quienes diciéndose de centro–izquierda se han comportado como derechas, al imponer a sus pueblos los terribles paquetes neoliberales. Es que ya desde hace mucho tiempo (posiblemente desde los años 20 del siglo pasado, cuando fueron por primera vez gobierno en Francia), las socialdemocracias han caído en la trampa del sistema. Al ser parte integrante del mismo, no les queda más remedio que desaparecer de su acción todo tipo de intención de cambio, y diciéndose “socialistas” repiten el juego de los poderosos (y hasta les están sirviendo hoy de chivos expiatorios).


4) Este fracaso en Europa está llevando a que las derechas logren ir tomando el control de los Estados a partir de la decepción de los ciudadanos en las socialdemocracias. Así, es muy probable que en España gane (hasta hoy es lo que dicen las encuestas) el PP (Partido Popular); que si en Grecia se va a elecciones –que es lo que trata de evitar Papandreu– lo más probable sea una victoria de la derecha a través del partido Nueva Democracia y en Italia ya Berlusconi no finge ser un moderado sino que representa una derecha desnuda. Las máscaras siguen cayendo, nadie más adecuado para seguir en esa dirección que las propias derechas.


5) En definitiva todos estos son síntomas de la huída hacia delante del poder establecido, que sólo puede proponer más de lo mismo, sin percatarse que esto ha sido el origen de su crisis. Mientras tanto los movimientos populares de resistencia siguen enfrentando a los poderes establecidos. Aunque Papandreu logre un gobierno de unidad nacional con los partidos políticos, no creemos que eso evite la sistemática y creciente protesta en las calles. En España los “indignados” siguen manifestando, a pesar de ser reprimidos por el gobierno de Zapatero, y a través de toda la Europa donde está desapareciendo rápidamente el Estado de bienestar ahogado por la crisis, las protestas siguen surgiendo (como en Inglaterra por ejemplo donde son salvajemente reprimidas) considerando además que países como Italia son prácticamente bombas de tiempo prontas a estallar, cuando el peso de la deuda afecte la vida de su pueblo.


Mientras tanto la espiral crítica sigue profundizándose, a pesar de las optimistas declaraciones del G20 y de un camino al infierno empedrado de buenas intenciones, todo parece indicar que la incapacidad del sistema para trascender sus formas establecidas, solamente echa más leña al fuego. Todas las medidas que se toman no hacen más que empeorar las cosas. Las cifras son claras, las economías de los países centrales van hacia el colapso (mientras las ganancias de bancos y corporaciones siguen creciendo). La pregunta es ¿Qué sucederá cuando colapsen los estados nacionales de las grandes potencias o se derrumbe el sistema económico internacional?


Menos mal que en nuestra Latinoamérica las cosas parecen tomar otro rumbo, y a pesar de los compromisos con el sistema central, las voluntades políticas y económicas nos están llevando a elaborar una agenda propia para el futuro inmediato. Esperemos que de esa forma con nuestros propios esfuerzos podamos constituirnos en una respuesta a la crisis general (o por lo menos logremos sobrevivirla).