sábado, 30 de octubre de 2010

Instituto Federal Telectoral.


Aun cuando ayer se maniobró para posponer esas designaciones, habida cuenta de que los coordinadores de las bancadas de diputados no llegaron a acuerdos, lo único firme es que la cúpula del PRI mantenía una postura "inamovible" de apoyo a Arely Gómez para que ocupe una de las tres consejerías de renuevo del Instituto Federal Electoral. De formalizarse esa muy anunciada designación (con- tra la que ayer mismo se manifestaron algunos diputados de tres colores, representantes de Puebla, Oaxaca y Veracruz), se habrá dado un golpe irreparable a la de por sí muy maltrecha credibilidad del IFE, pues se habría convertido entonces en una ostensible pieza más de la colección de poder de Televisa, sometiendo desde ahora el curso institucional de los difíciles comicios de 2012 a la influencia de la pantalla que modela la percepción mayoritaria del país e instalando precozmente el virus de la duda respecto al papel que jugará ese ente devaluado, el micro IFE, en el proyecto televisivo de imposición en Los Pinos de Enrique Peña Nieto como una estrella de canal.

La rigurosa alineación del priísmo tras la propuesta de la hermana de uno de los vicepresidentes de Televisa muestra convergencias que van más allá de los lazos consanguíneos. Arely Gómez es apoyada marcialmente por el partido tricolor porque significa una alianza con la empresa que en su expansión política ya tiene bancadas legislativas federales, pero también con la derecha confesional a la que la mencionada aspirante sirvió en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde, sólo por dar un ejemplo, ayudó desde un cargo de poderosa coordinación operativa a que el entonces presidente de ese órgano, Ma- riano Azuela, organizara una misa en instalaciones judiciales. Gómez trazó desde esa oficina de Azuela relaciones políticas y asignó contratos con la familia de Eduardo Medina Mora, miembro también de la colección Televisa, de tal manera que al término de la gestión de Azuela fue llevada por el entonces titular de la PGR a una fiscalía para asuntos electorales a la que de manera atropellada renunció unos días antes de los complicados comicios de julio recién pasado.

La renovación de un tercio de la nueva plantilla de la organización electoral tiene, por lo demás, el ingrediente de descalificación de su origen partidista, convertidos los consejeros en representantes rigurosos de los intereses grupales que les llevan a sus muy bien pagados sitiales. En el impúdico tianguis en que se ha convertido el reparto del botín llamado IFE se ha planteado incluso la posibilidad de excluir nuevamente al PRD, aunque ya no por errores o definiciones tomadas por el sol azteca, como siete años atrás, sino por acuerdo implacable del eje PAN-PRI, pues este último pretende quedarse con dos posiciones y el blanquiazul con una.

En cualquiera de las combinaciones que finalmente se acepte, lo cierto es que el mentado IFE se encamina a los comicios de 2012 en la peor de sus condiciones. Le persigue la sombra del fraude electoral de 2006, por más que ayer mismo los consejeros salientes pretendieran promover la tesis de que físicamente ya no quedarán corresponsables de lo sucedido en aquella fecha y ensalzando por boca propia las hechuras que instalaron a Felipe Calderón en Los Pinos ("excelente", dijeron que había sido la organización, administración y arbitraje de 2006, por lo que se declararon seguros de que en 2012 se "repetirá" tal portento). Uno de esos personajes que van de salida, Virgilio Andrade, se atrevió incluso a hacer profecías en aguas de Poncio Pilatos: "No será la situación electoral la que llegue a despertar al denominado México bronco; serán otros fenómenos, dado el caso, pero no será lo electoral".

"Otros fenómenos" podrían ser, por ejemplo, la creciente irritación social que, más allá de marcos políticos e ideológicos, está provocando la criminal impericia de la administración federal para contener los demonios de extrema violencia que desató con la aplicación de la "guerra" contra el narcotráfico que el interés gringo le dictó (ayer, el comisario estadunidense, Carlos Pascual, exhortaba a que no se detenga esa "guerra", pues, ya encarrerados los mexicanos, no deben permitirse "pausas"), al igual que la propia pretensión felipista de encontrar formas de legitimación, luego de la "excelente" tanda comicial organizada en 2006 (ayer, por cierto, los dirigentes de bancadas partidistas dieron otra muestra de excelencia, al "detener" a sus puras curules el reloj de la realidad para imponer uno virtual, de tal manera que aun cuando los nuevos consejeros de XH-IFE deben rendir protesta a más tardar el 31 del presente, las designaciones se harán hasta el próximo 3 de noviembre, declarando ayer un receso que terminará el miércoles próximo: uf, exceso de excelencia extra; la teoría legislativa de la relatividad).

México bronco que va viendo a sus jóvenes ser exterminados sin que haya autoridad conductora de procesos justicieros de castigo a responsables, ya no se diga de rehabilitación para una eventual reinserción a la sociedad. México donde se está sembrando el miedo social para inhibir o controlar reacciones broncas, donde se ha llegado a la fase masiva criminal de un proceso que comenzó con la polarización poselectoral, siguió con los intentos de aislamiento mediante amenazas exageradas y muy redituables de contagios de variantes gripales, y tiene hoy al país en una programada inconsciencia mediante dosis de anestesia pública televisada, de desorganización política y rechazo a lo electoral, larvado incluso el riesgo de que las armas sacadas de los cuarteles por "guerras" sabidamente destinadas al fracaso consideren necesario "sacrificarse" por la Patria civilmente deshecha.

Y, mientras el secretario HorcABCitas se declara Mulinar, pues presume ser "una mula muy cuereada",viendo a los argentinos despedir a un ex presidente con tal entrega que los mexicanos deberíamos preguntarnos cuál de los nuestros nos haría llorar (no necesariamente de alegría).

miércoles, 27 de octubre de 2010

Los niños de narco.


En 1998, 75 niños y niñas de la Sierra de Sinaloa dijeron al reportero Alejandro Suverza que soñaban con ser médicos, pilotos, maestros, policías. Hoy, 12 años después, el periodista se encuentra con que la gran mayoría de las niñas, ahora mujeres, son madres y amas de casa. Los niños, convertidos en hombres, se dedicaron casi todos a la siembra de mariguana y amapola.

A esta apartada región del noroeste del país la guerra contra el narcotráfico le ha sido indiferente. La mayor parte de la población se dedicaba al cultivo de enervantes en 1998 y también lo hace ahora. Los soldados, dicen los sembradores, sólo los regañan cuando los “cachan”. No podría ser de otro modo en una zona donde tampoco han cambiado la falta de servicios públicos y las nulas oportunidades.

Entre las poblaciones involucradas en un conflicto armado siempre queda la esperanza de que los “buenos” van a ganar. La angustia sufrida por los países en las guerras mundiales, o por liberales y conservadores en las revoluciones, estaba, cuando menos, mitigada por la idea de que eventualmente surgiría un vencedor; de que el punto final al conflicto se daría con la derrota de un enemigo bien identificado y definido.

En el caso del narcotráfico, la gente no tiene la certeza de quiénes son los buenos. Hay poblaciones enteras que ven en los narcotraficantes a eficaces proveedores del alimento y la infraestructura que las autoridades han sido incapaces de dar. Culpan sólo parcialmente a los criminales de la violencia, ya que desde hace décadas saben que los gobiernos han pactado con el narco a cambio de dinero y relativa paz.

Tampoco se tiene la certeza de que esta sea una guerra ganable. Arrestan a capos, destruyen plantíos, endurecen los controles y la droga nunca se acaba. El dinero desde Estados Unidos sigue fluyendo. Y para colmo, la violencia se ha incrementado.

La encuesta entre 75 niños y niñas que en el 2010 ya se convirtieron en mujeres y hombres no tiene validez estadística; sin embargo, la historia de la región y de tantas otras en el país corroboran que el testimonio refleja una realidad más amplia.

Si para los adultos el escenario de violencia y falta de oportunidades en varias zonas de México es desolador, para los jóvenes y los niños ha de ser desconcertante. No han tenido la oportunidad de ver otra realidad, una luz al final del túnel. Sueñan todavía con ser licenciados a pesar de que, al contrario del pasado, ahora eso ya no es garantía de nada.

En eso deben pensar gobiernos y sociedad antes de creer que la solución está en la persecución y el castigo. Los niños de 10 años por los que hoy sentimos lástima dentro de tres o cuatro podrían ser los criminales por quienes exigimos la pena de muerte.

lunes, 25 de octubre de 2010

Esquizofrenia Mexicana.


¿Cómo es nuestra personalidad nacional, qué tipo de neurosis tenemos como mexicanos; cuál es su origen; son reversibles esos graves daños sicosociales que padecemos? Son las preguntas esenciales que se hace nuestro amigo y colega Agustín Basave en su libro más reciente: Mexicanidad y esquizofrenia (Océano, 2010). No es la primera vez que se aborda el tema; se ha hecho desde la antropología, la filosofía, la sociología y la psicología, además del inmortal ensayo de Octavio Paz, El laberinto de la soledad. Basave retoma esa tradición, acude a los clásicos de la problemática, la actualiza e incluye reflexiones personales para comprender el enigma de nuestro ser nacional. No está claro para todos cómo somos, pues a nivel social opera también lo que según los sicoanalistas ocurre en el plano individual: fuertes mecanismos de defensa para evitar ver lo que no nos gusta, así como la famosa transferencia, según la cual el paciente (en este caso, México) culpa a los demás de sus problemas, sin reconocer que la primera causa es interna, síquica, una grave neurosis (o, peor aún, una esquizofrenia). En nuestro caso, la sociopatología fue provocada por el gran trauma de la Conquista y todo lo que de ahí derivó. Basave nos descubre sin rodeos y con gran claridad al México que todos sabemos es real, una realidad que resulta más cómodo seguir evadiendo.
Sostiene el autor que los grandes problemas nacionales -de orden económico, social, político, cultural, educativo e institucional- tienen como sustento subyacente y profundo la fragmentación de nuestra personalidad social: un origen en que los progenitores nos desprecian por no ser como ellos (ni indios ni españoles), pero, además, donde el padre menosprecia al hijo (por ser mestizo) y el hijo a la madre (por ser india). Sin confrontar dicha fractura, sin entenderla y asimilarla, ésta no se resolverá. Y seguiremos dando vueltas sobre nuestras dolencias e insuficiencias, simulando no tenerlas (como hace el neurótico que no se admite como tal). Basave abarca diversos temas y ángulos para explicar cómo se expresa en cada uno de ellos nuestro carácter esquizoide, tales como la historia oficial, la expresión oral, el orden político, el racismo, la cultura del agandaye, la corrupción, la impunidad, la permanente demagogia y simulación. No es que no tengamos también cualidades, aclara Basave, sino que éstas se desvirtúan para ponerlas al servicio de nuestros vicios y heridas, como es el gran ingenio para darle la vuelta a la ley o extraer recursos y dinero a nuestros conciudadanos.
Nuestras instituciones y prácticas incentivan a evadir la ley o a romperla, no a acatarla. Y, por otro lado, existe un círculo vicioso entre institucionalidad y cultura: sabemos por experiencia de otros países que ciertas instituciones fuerzan a los individuos a seguir ciertas conductas y evitar otras socialmente perjudiciales. Sin embargo, para que ello ocurra, deben aplicarse de manera sistemática las correspondientes sanciones a los trasgresores; así lo advierten nuestros paisanos que cruzan al otro lado y pronto se adaptan a las reglas vigente allá. Si en cambio no hay penalización, quien busque cumplir con la normatividad (por convicción ética o cívica) saldrá perdiendo (y hasta la cárcel puede ir a dar, por andar de cumplido). El mejor marco institucional concebible, en México puede ser desvirtuado rápidamente; véase si no lo que hicimos con el IFE desde 2003: funcionaba demasiado bien. Y por la consigna nacional de que "si algo funciona bien, es que algo anda mal", había que meterle una gran zancadilla al IFE (los partidos se encargaron de ello).
Basave propone una serie de reformas que podrían modificar de raíz nuestro rumbo y costumbres, pero reconoce que, "sin la iniciativa y el ejemplo de líderes realistas y congruentes, el esfuerzo sería estéril". Cierto. El problema es que yo no veo por ningún lado este tipo de liderazgos. Vicente Fox y los suyos tuvieron la oportunidad de ejercerlo, pero no quisieron. Había las condiciones suficientes para ello, pero les faltó lo principal: estatura moral. Y Felipe Calderón llegó sin la legitimidad necesaria para siquiera intentarlo. Como las prácticas sociales de convivencia no responden a la ética, quien desee comportarse éticamente saldrá perdiendo siempre. Por eso son pocos quienes eligen esa ruta.

viernes, 22 de octubre de 2010

Funcionarios con Disfuncion.


En mi tierra dicen que lo que mal empieza, mal acaba. Y este sexenio empezó desde la designación del candidato en su partido, lo cual lo marcó, pero no sólo a él sino a nosotros también como efecto colateral: no era el mejor… pero sí el más idóneo. Y en el caso de algunos funcionarios que actualmente cobran un mayor salario que el mismo presidente (primer disfunción), hay que ver cómo sobrellevan la pesada carga de sus responsabilidades y los resultados de sus talentos y méritos.

Desafortunadamente sólo hasta que se juntan tantos acontecimientos en un período tan corto, es que empezamos a darnos cuenta de la verdadera situación en la cual vivimos y no nos queda más que reír y pensar como Berthold Brecht que nuestro país es verdaderamente surrealista. A continuación un escaparate con ejemplares funcionarios que adolecen de disfunción crónica para ejercer sus obligaciones.

Para abrir boca, y sin afán de seguir un orden determinado, empezaremos con el hasta hace unos días Subsecretario de fomento a los agronegocios, Jeffrey Max Jones. Este caso lo titularemos “la neta de la mota”. Este funcionario, quien no era el mejor, pero sí el más idóneo, declaró que “Se debe seguir el ejemplo del narcotráfico porque produce lo que demanda el mercado y usa tecnología, en cambio hoy los productores del sector producen (sic) y luego ven si lo demanda el mercado”. Esta soberbia declaración tuvo lugar durante su intervención en el foro “Cómo enfrentar la crisis en el agro”. En su defensa podemos argumentar que al menos no presentó estadísticas y cuadros comparativos para apuntalar sus aseveraciones. El final de la historia, lo conocemos hoy: renunció a su cargo y con él se va una duda: ¿habrá tenido un mejor ofrecimiento de trabajo?

Otro caso más, tan difícil de creer como el anterior. A éste lo titularemos “quien no se mueve si sale en la foto”. Juan Fernando Estrada Abreu, otrora titular de la Unidad de Comunicación Social de Campeche, quien reportaba directamente a Fernando Ortega, gobernador del estado, renunció en fechas recientes después de que se publicara la “travesura”, o si se quiere, la puntada u ocurrencia de incluir en una fotografía de una gira presidencial entre los mandatarios de México y Guatemala, a su jefe, a través de la manipulación digital de la imagen mediante el software conocido como Photoshop. En un espacio ocupado por otra persona, colocó al gobernador en medio de los mandatarios y distribuyó su obra de arte a algunos medios de comunicación. Aunque después, para su desgracia, se conoció la foto original, lo cual siembra otra duda ¿habrá renunciado por pasarse de “negativo”?

Vayamos sin mayor preámbulo al tercer caso que titularemos “Rebelión en la Granja ”. En la ceremonia de entrega de las “Lunas del Auditorio” trascendió que los organizadores habrían solicitado a los “Tigres del Norte” omitir sus números musicales “Jefe de jefes” y “ La Granja ” a recomendación de la Secretaría de Gobernación. Quien también habría emitido otra “recomendación” a diversos radiodifusores de abstenerse de incluir esta última en su programación cotidiana, de acuerdo con Jorge Lara, líder de la banda.

Esto resulta verdaderamente inverosímil porque el jueves 5 de octubre esa misma dependencia emitió un comunicado en el cual manifiesta no haber circulado “ningún oficio” en este sentido. Es decir, no hay nada escrito que evidencie la censura. Uno de los deberes de la Secretaría de Gobernación, particularmente la Dirección General de Radio y televisión que dirige Álvaro Luis Lozano González, es monitorear el contenido de los medios de comunicación y sancionar a concesionarios cuando el contenido se extralimite por lo contemplado en la Ley Federal de Radio y Televisión, así como en el reglamento correspondientes, pero aquí a diferencia de los otros dos casos, no hubo renuncia. Vaya, ¡ni siquiera un pequeño comentario!; ¿qué será más conveniente para la sociedad, censurar una canción o garantizar la libertad de expresión que el presidente Calderón se ufana de defender a ultranza?

En el poder legislativo no cantan tan mal las rancheras. A este caso lo titularemos “Lo negro del chayote”. El jueves 5 de octubre, el actual Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados y otrora Secretario de Gobernación en el sexenio foxista, Francisco Ramírez Acuña, el caballo negro, advirtió a los reporteros de la fuente que la Dirección General de Comunicación Social ya no les repartirá dinero como lo hacían los anteriores titulares de la Cámara baja. No especificó si la medida es temporal por la crisis ni dio la lista de reporteros adscritos a esta nómina. Tampoco señaló las evidencias de la práctica por parte de sus antecesores. Ni siquiera habló de montos, tabuladores o estimados respecto del ahorro que se pretende lograr con esta medida ¿será que para variar no tiene toda la información?

La siguiente historia bien podría constituir el guión de una secuela de Charles Bronson del estilo de “Vengador Anónimo”, aunque por ocurrir en el norte, lo titularemos “Me agarraron los sheriffes”. Mauricio Fernández , presidente municipal de San Pedro Garza García, en Nuevo León, anunció en su toma de posesión que confrontaría directamente el problema de inseguridad de su localidad. Su determinación y celo para el cargo que desempeña le hicieron decir: “Estoy tratando de acabar un problema de nuestro país, porque ya está demostrado que las leyes no sirven y si tengo que pasar sobre ella así lo haré”.

Esta es una declaración curiosa porque precisamente en la toma de posesión el protocolo consigna que tiene que jurar “respetar y hacer respetar la constitución y las leyes que de ella emanen”. Es decir, velar por el estado de derecho en todo momento garantizándolo a los ciudadanos. No tomándolo en sus manos. Y precisamente el artículo 17 constitucional sentencia que ningún ciudadano podrá hacerse justicia por su propia mano, en el entendido que para su administración existen vías institucionales que deberán ser agotadas en los plazos y términos señalados por las instancias correspondientes.

No obstante, llegó todavía más lejos admitiendo en algunos medios de comunicación que habría organizado un escuadrón de limpieza, una especie de grupo de élite para el combate al crimen organizado bajo su mando para repeler al mal con su propio veneno. Algo así como estar fuera de la ley para imponer la ley. Es más o menos como que él fuera el “Comisionado” y tuviera su equipo de “Batmans” particular, o como si fuera el alcalde de Ciudad Gótica y tuviera su SWAT personal… algo así. Y luego no quieren admitir que leer el libro vaquero tiene efectos colaterales…

Quien sí sabe de entendimiento mutuo en el sentido más empático del término es el príncipe Gustavo de Holanda que sin haber leído este artículo, expresa con naturalidad el remate que necesitaba. Durante el seminario "Sostenibilidad y Eficiencia Energética: desde el Productor hasta el Consumidor Final", pronunció en el español más mexicano que pudo: "Camarón que se duerme se lo lleva la chingada".

lunes, 18 de octubre de 2010

La amenaza del comercio no tan libre.


El desempleo y un débil crecimiento de la economía han convertido a Estados Unidos en terreno fértil para un nuevo sentimiento proteccionista que evoca el período de la Gran Depresión, cuando se levantaron aranceles proteccionistas, al principio con el argumento de proteger a los agricultores estadounidenses, pero que trajeron como consecuencia más daños que beneficios.

Entonces, ¿se está preparando EU para volver a levantar sus puentes levadizos?

Sirve empezar con un análisis claro de la ley Smoot-Hawley, que elevó los aranceles en 1929 y fue sólo uno de los errores cometidos en la era de la Depresión, ni siquiera el que tuvo las consecuencias más negativas.

Cuando se le preguntó si la ley Smoot-Hawley provocó la Gran Depresión, el economista de la Universidad de Chicago y ganador del premio Nobel Milton Friedman contestó: "No. Creo que la ley Smoot-Hawley fue una mala ley. Creo que causó daño. Pero la ley Smoot-Hawley por sí sola no hubiera dejado a un cuarto de la fuerza laboral sin empleo". Tal como demostró el propio trabajo de Friedman, la provisión de dinero y los precios en el país habían caído un tercio durante la Depresión, en mayor parte debido a un patrón oro que no funcionaba bien y a una política monetaria inepta por parte de la Reserva Federal. Estas fueron las causas fundamentales del descalabro económico.

La ley Smoot-Hawley no tuvo un gran impacto macroeconómico porque en el momento en que fue promulgada, a diferencia de hoy, EU no estaba muy abierto al comercio internacional. Sin perjuicio de lo anterior, la ley Smoot-Hawley tiene muy bien ganada su nefasta reputación. Llegó en el momento equivocado y se basó en un juicio erróneo de la realidad. Al final, el tiro salió por la culata.

La ley originalmente fue propuesta para ayudar a los agricultores estadounidenses, quienes experimentaron un largo período de dificultades después del auge de la Primera Guerra Mundial. Los bajos precios agrícolas causaron severos problemas financieros y morosidad en los pagos de hipotecas.

Para que pareciera que hacía algo para ayudar a los agricultores, el Congreso optó por fijar aranceles de importación más altos. El problema fue que la mayoría de los agricultores, en particular los de trigo y algodón, exportaba sus cosechas y el mercado mundial determinaba los precios que recibían. Los aranceles más altos sobre la cantidad trivial de importaciones no los ayudaron en nada.

Lo que es peor, el Congreso no limitó los nuevos aranceles a los productos agrícolas. Coaliciones por conveniencia condujeron a gravámenes más altos sobre toda clase de importaciones. Pero en su intento por complacer los intereses nacionales, las autoridades pasaron por alto una cosa: la reacción internacional y su impacto sobre las exportaciones estadounidenses.

Los socios comerciales de EU estaban indignados por el hecho de que el país más rico del mundo pusiera obstáculos que afectaban su capacidad de obtener los dólares que necesitaban para pagar deudas y realizar los pagos de reparación de la Primera Guerra Mundial.

No se quedaron de brazos cruzados. Canadá, el mayor mercado para las exportaciones de EU, impuso aranceles discriminatorios contra productos estadounidenses y, esencialmente, le cedió el mercado a los británicos. Quizás se crearon unos pocos empleos en EU al bloquear las importaciones, pero se perdieron muchos más cuando se esfumó la demanda externa de productos estadounidenses.

Es muy poco probable que EU regrese a una política como la de la ley Smoot-Hawley. El país está mucho más integrado en la economía mundial y la mayoría entiende que los trastornos comerciales serían mucho más costosos.

Al parecer, EU ha aprendido algunas lecciones de su historia.

En primer lugar, las restricciones a las importaciones rara vez logran las metas que se proponen. La ley Smoot-Hawley terminó por perjudicar a los agricultores estadounidenses. Aunque algunos sostienen que aplicar sanciones comerciales a China crearía empleos en EU, el efecto más probable es que esos empleos se desplazarían a otros países en vías de desarrollo con bajos salarios.

Lo que es más importante: hemos aprendido a tener en cuenta la posibilidad de represalias contra las exportaciones estadounidenses. China es una potencia en ascenso cuya ideología marxista ha dado paso a un nacionalismo cada vez más enérgico. No se quedaría de brazos cruzados si se convirtiera en el blanco directo de restricciones comerciales.

La ley Smoot-Hawley sigue siendo un importante ejemplo de lo que no hay que hacer. Pero hay otras lecciones, más sutiles, que se desprenden de los errores de la Gran Depresión y son aún más relevantes para los problemas que enfrentamos hoy.

El momento decisivo para la política comercial en la era de la Depresión no fue cuando el presidente Herbert Hoover firmó la ley en junio de 1930, sino cuando algunos países abandonaron el patrón oro y otros no lo hicieron en septiembre de 1931. Esa divergencia desató una guerra comercial, ya que los países que conservaron el patrón oro comenzaron a restringir las importaciones provenientes de los países que permitían la depreciación de sus monedas.

En investigaciones que realicé con Barry Eichengreen, el economista de la Universidad de California, en Berkeley, descubrimos que durante la década de los 30, los países usaron políticas monetarias expansivas y proteccionismo comercial como sustitutos el uno del otro. Los países que se aferraron al patrón oro fueron obligados a mantener políticas monetarias estrictas. Ya que no podían imprimir dinero para contrarrestar las fuerzas deflacionarias que habían tomado control de la economía mundial, impusieron aranceles más altos, cupos de importación y controles cambiarios para restringir las importaciones. Las barreras a las importaciones fracasaron por completo en su intento por reactivar sus economías y estos países sufrieron una depresión prolongada.

Los países que abandonaron el patrón oro y permitieron la depreciación de sus monedas, en cambio, no tuvieron que recurrir a medidas proteccionistas. Usaron la política monetaria para poner fin a la deflación y restaurar el crecimiento económico. Puesto que la expansión monetaria estimuló el crecimiento, también ayudó a las economías de los países vecinos.

Aquí es donde encontramos la conexión crucial a nuestra situación actual, con la posibilidad de una guerra comercial motivada por las cotizaciones de las monedas.

Si todos los bancos centrales intervinieran en los mercados cambiarios para reducir el valor de sus monedas, ninguno tendría éxito en su intento de alterar el tipo de cambio nominal, pero sería el equivalente a una relajación mundial de la política monetaria. Una postura monetaria más expansiva fue clave para acabar con la Depresión en los años 30. Si hubiera sido coordinada para que las tasas de cambio no variaran de forma abrupta, el proteccionismo se podría haber mantenido bajo control.

Por otro lado, si algunos países intervienen de forma unilateral —algo de lo que con razón se la acusa a China— los tipos de cambio nominales se ven afectados y los productos con precios en yuanes se vuelven más asequibles cuando se compran con dólares o euros. La experiencia de los años 30 muestra que este tipo de situación genera disputas comerciales y puede desatar una respuesta proteccionista.

Entonces, ¿qué puede hacerse para que EU no tome medidas contra países que deprecian sus monedas?

La herramienta más importante para resistir el sentimiento proteccionista en los años 30 fue una política monetaria que promovió el crecimiento económico. Si los temores deflacionarios cedieran y el empleo creciera con más rapidez, la presión de una respuesta proteccionista de Washington se disiparía. Cuando la economía tiene un buen desempeño, las disputas cambiarias pasan a segundo plano.

La gran preocupación es que una política monetaria expansionista conduzca a una inflación sin control que, de paso, destruya la fe en el dólar. Ese tipo de temores podrían justificarse en épocas corrientes con pleno empleo, pero cuando hay problemas considerables en la economía y el desempleo sigue siendo alto, la política monetaria puede ayudar a aumentar la producción antes de que provoque precios altos.

Si la Fed actuara de forma más decisiva, no sólo ayudaría a la economía sino que también contribuiría a evitar medidas proteccionistas que provocarían daños económicos duraderos.

jueves, 14 de octubre de 2010

Victoria Chilena....Verguenza Mexicana.


Cada minero que sale es una luz desde la oscuridad y también una bofetada en el rostro de México. Apenas el 26 de agosto expresé aquí mi admiración por la enorme, inmediata y decidida movilización de pueblo y gobierno de Chile para rescatar a los 33 mineros atrapados a 700 metros de profundidad. Pero también hube de manifestar mi rabia envidiosa porque en México no hicimos nada por nuestros 65 mineros de Pasta de Conchos.

El de Chile es un triunfo de la voluntad impulsada por la fe, pero también por el trabajo y el esfuerzo infatigable de cientos de personas que participaron de algún modo en el rescate. Y, por supuesto, la fuerza espiritual de miles de familiares y chilenos en general, que a lo largo de su país constituyeron un gran colectivo de oraciones al que se sumaron millones de ojos y corazones que, desde los más apartados rincones del mundo, siguieron cada capítulo de esta historia. Una formidable lección de sobrevivencia humana, coraje y amor por la vida.

Por eso nos duele aún más Pasta de Conchos. Y hoy, más que nunca, se nos restriega el recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue. El rescate que nunca se intentó. La enanez del grandote Fox. La estulticia del yunquista Salazar, secretario del Trabajo. La mezquindad del magnate Larrea, de Minera México. Y la indiferencia de muchos medios de comunicación que se limitaron a reseñar la inacción del no pasa nada porque todo está perdido.

Hoy, a cuatro años de distancia de aquel 19 de febrero de 2006, Pasta de Conchos sigue siendo una herida abierta en la conciencia de este país. Un capítulo de mentiras, corrupción y negligencia del que lo único rescatable es la conmovedora lucha de las viudas, que siguen pugnando por recuperar a sus muertos.

Quisiera creer que todavía estamos a tiempo de emular el ejemplo chileno. Que en un rasgo de dignidad y con un mínimo de sensibilidad se intentara una justicia póstuma en aquella mina de Coahuila convertida en fosa común. Pero no. Para ser honesto no creo que nada vaya a ocurrir ahora. El gobierno anterior se cruzó de brazos. Y el actual ha dado el caso por cerrado y no se ha dignado a escuchar los reclamos.

Al momento de escribir estas líneas, ventitantos de los 33 han sido ya rescatados. Algunos estupefactos de poder miran de nuevo el mundo. Otros, eufóricos en los gritos del llanto. Todos con el agradecimiento intensísimo de ser protagonistas de un milagro. Y de las escenas conmovedoras de abrazos y besos a sus mujeres, a sus hijos, a sus hermanos y hasta a sus gobernantes. El fin de una espera que sólo el temple y el valor hicieron soportable.

En consecuencia, Sebastián Piñera, el derechista que en buena lid arrebató el gobierno a la izquierda chilena, ha consolidado su liderazgo. Lo hizo muy bien, sin aspavientos y antes de lo previsto. Hay quien dice que fue para sacar ventaja política. Yo prefiero ser ingenuo y creer que actuó por convicción y buena fe.

Lo mismo quisiera pensar de quienes nos gobiernan. Pero cada vez me la ponen más difícil.
Agencia: Detras de la Noticia.
Autor: Ricardo Rocha.
Articulo publicado en el Diario El Universal
14 de Octubre del 2010.

lunes, 11 de octubre de 2010

Motivos para un premio.


Al leer Conversación en La Catedral, de las primeras novelas de Mario Vargas Llosa, uno queda impactado para siempre por la capacidad de su autor para exponer los misterios de la condición humana e insertarlos en la realidad latinoamericana de los años sesenta.

Pero no es al escritor de un libro como ese –publicado cuando su creador aún era un simpatizante de la Revolución Cubana, y considerado por muchos su obra maestra- al que se ha reconocido con el Premio Nobel. El lauro llega luego de sus amables crónicas sobre la invasión norteamericana a Iraq, publicadas primero en el cotidiano español El País y agrupadas luego en el volumen Diario de Iraq, y de obras recientes de ficción como la novela Travesuras de la niña mala, en la que el talento del autor no logra ocultar la intención de hacer una caricatura con la protesta social europea y los movimientos latinoamericanos de liberación nacional de los mismos años sesenta. Travesuras… cuenta una historia de amor imposible ambientada entre Europa y América que llega hasta tener escenas en Japón, y sale a la luz en el año 2006, precisamente en medio del ascenso al poder de gobiernos latinoamericanos que se declaran herederos de los movimientos de los sesenta.

Sin embargo, es con otro de sus libros del siglo XXI con el que el narrador ha querido prestar el mejor servicio a la ideología dominante, como ha descrito con agudeza la novelista española Belén Gopegui, en un ensayo titulado Literatura y política bajo el capitalismo, publicado en diciembre de 2005:

Hablemos de un libro que se ha convertido en un estandarte de lo que sí debe hacerse, La fiesta del chivo de Vargas Llosa. A diferencia de lo sucedido con frecuencia en la época descrita por Francis Stonors Saunders en La guerra fría cultural, en estos momentos el capitalismo no necesita tanto explicitar sus demandas pero, si lo necesitara, habría formulado el encargo más o menos así: “Conviene que quien en su día defendió la literatura como una forma de insurrección permanente, y hoy está claramente al servicio del llamado neoliberalismo, escriba una novela sobre una dictadura latinoamericana. Conviene que se trate de una dictadura antigua, sobre la que ya se hayan cerrado teóricamente las heridas. Conviene distanciar esa dictadura de los Estados Unidos lo más posible aunque sin incurrir en mentiras gruesas puesto que hay hechos que ya son de dominio público.

Prestaría un gran servicio, desde el punto de vista de la escala de valores dominante, convirtiendo cualquier acto de resistencia en fruto de la inquina o la venganza personal. Se le sugiere, puesto que al fin y al cabo no le llevará mucho trabajo, haga de un personaje cercano a Trujillo un simpatizante de Fidel Castro. Alguien particularmente abyecto, por ejemplo el jefe de la policía política, el máximo torturador. Si la verdad histórica dice que ese hombre formó parte de una operación encubierta de la CIA contra Fidel Castro no la mencione, en este caso no es demasiado conocida.

No olvide la rentabilidad de sobrecargar su novela con violaciones, impotencia, miedo a ser acusado de “mariconería”, esto es, el cuerpo y en especial el sexo llevados a sus extremos más patéticos, morbo, a fin de cuentas, aun cuando recubierto de algún adjetivo barroco que permita a los lectores de clase media sentirse distintos y mejores que los lectores de novelas seriadas, y permita a la crítica traducir la palabra morbo por cosas como una penetrante mirada sobre el mal o una bajada a los infiernos. La economía, la política, la inteligencia, el interés, la capacidad de elegir, los argumentos que se emplean a la hora de ejercer esa capacidad, los trabajadores, los revolucionarios, los movimientos populares, todo esto debe estar ausente de su novela. Se trata de simplificar la condición humana hasta reducirla a dos o tres pasiones y traumas incontrolables.

El autor debe por último extremar sus críticas a Trujillo, que ya está muerto y bien muerto, para recuperar algo de la legitimidad que ha perdido en los últimos años sobre todo con respecto al público de América Latina. Se espera poder presentar al autor, un ideólogo del neoliberalismo, como crítico de un agente de los Estados Unidos; esto, unido a una gran campaña de promoción en América Latina, le conferirá nueva legitimidad, la que subyace en frases del tipo: “aunque no estamos siempre de acuerdo con sus artículos, como escritor es grande y llega hasta el fondo de las miserias humanas y de las dictaduras más crueles”.

Pero cómo llegó el autor de obras como La ciudad y los perros y Conversación en la catedral a convertirse en un eficaz manipulador al servicio de las peores causas. Quizá existan algunos indicios en la carta que el uruguayo Emir Rodríguez Monegal enviara al peruano Jorge Luis Recavarren, el 30 de Junio de 1967, sobre el futuro otorgamiento del premio Rómulo Gallegos a Mario Vargas Llosa, escribe Rodríguez Monegal: “como es casi seguro que le den el premio Rómulo Gallegos a Mario, él va a ir a Venezuela al Congreso de Caracas que se reúne a principios de agosto y al cual yo voy a ir también. Estoy casi seguro que si le dan el premio R.G. y si Mario acepta, los cubanos le van a escribir una de esas famosas cartas abiertas como la que le escribieron a Neruda. Este es mi cálculo y por eso te pido que no provoques ninguna colisión entre Mario y nosotros. En este juego, querido Jorge Luis, no hay más remedio que tener paciencia”. Emir Rodríguez Monegal era el director de la revista Mundo Nuevo, que según una documentada investigación de la argentina María Eugenia Mudrovcic fue una creación de la CIA para restar influencia a revistas latinoamericanas de izquierda como Siempre, Marcha y sobre todo Casa de las Américas. Se trataba de la primera edición del Premio Rómulo Gallegos, organizada por el gobierno pronorteamericano de Rafael Leoni en Venezuela, y -como anunciara el director de la revista financiada por la CIA- el lauro terminó en manos de Vargas Llosa. A partir de ahí, comenzó el distanciamiento con Cuba, una acumulación creciente de reconocimientos y la correspondiente difusión internacional de sus pronunciamientos políticos.

Resulta entonces lógico que personajes como José María Aznar y Carlos Alberto Montaner, y periódicos como el diario madrileño El País y El Nuevo Herald de Miami no hayan ocultado su felicidad por la decisión de la Academia Sueca. Aunque Montaner tenga una causa pendiente por terrorismo en Cuba como agente de la CIA, El Nuevo Herald haya sido premiado desde El País con el Premio Ortega y Gasset, Aznar esté totalmente identificado con las políticas norteamericanas, Vargas Llosa sea articulista de plantilla del diario madrileño y autor estrella de la Editorial Alfaguara –ambos propiedad del grupo mediático PRISA- no es aceptado decir que voceros oficiales del capitalismo elogian al nuevo Premio Nobel de Literatura que también lo es, pero no hay otra manera de describir la verdad de lo que está sucediendo.

Si el Nobel se está convirtiendo en un instrumento oficial del sistema para dar legitimidad a sus voceros – qué son sino Barack Obama, Vargas Llosa y un “disidente” chino-, la “prensa libre” no puede denunciarlo, sino etiquetar como “oficial” a quien sí lo hace. Así ha actuado la agencia española EFE al reseñar el texto del periodista cubano Manuel Henríquez Lagarde “El Premio Nobel se vuelve disidente”, en su blog Cambios en Cuba, rebotado por los portales de Internet Cubasí y Cubadebate. No debe sorprendernos, es la misma prensa que no se ha podido enterar en cuarenta años de la historia “no oficial” del Rómulo Gallegos, la CIA y Mundo Nuevo.

jueves, 7 de octubre de 2010

Alianzas y Decadencia.


En medio de una marcada decadencia, ya no sólo de las elites gobernantes, sino de grandes segmentos de la población en general también, llegan, templados y ruidosos, momentos de definición. Ciudadanos en lo particular, actores principales del reparto escénico, grupos organizados de la sociedad, partidos políticos y otros movimientos sociales, tendrán que optar por alguna de las alternativas, no muchas, que se les han de presentar. Dos se destacan, tal y como ocurrió en 2006, para reponer la parte sustantiva de cierta historia inconclusa. Una de continuidad a ultranza y, la otra, de cambio efectivo. Las opciones intermedias, que a muchos les rellenan sus ambiciones y delirios personales, no tendrán cabida sino acaso como minorías o, francamente, como roles intrascendentes que se diluirán con rapidez.

El señor Calderón y sus ayudantes ya no hayan cómo disfrazar el fracaso de su administración. El empleo, fruto del crecimiento persistente y equitativo, se perdió con la profundidad de la doble crisis: la mundial mal gestionada desde las cúpulas y la generada internamente por la aplicación a rajatabla, torpe y corrupta, de un modelo ya insostenible. La gobernanza hace mucho que se extravió entre sablazos a mansalva, programas efímeros, deseos sin fundamento y un intento de restauración autoritaria que fracasa en el mismo organismo directivo del PAN. El inicio del sexenio lo inauguró el señor Calderón con los palazos de ciego sin troche y con muchísimo moche que desplegó por todo el país. Sus melodramáticos saltos discursivos hacia adelante, cada vez que se atoraba, sólo alcanzaron para deshilvanados despuntes de su coro oficialista.

Las alianzas entre el PAN y la burocracia del PRD han servido, en efecto, para dar un aliento de boca a un panismo que moría de inanición y a esos perredistas, amafiados en clanes, que luchan por puestos, los que sean. El magnífico, intenso conjunto difusivo que a continuación alentaron en el espacio público sirvió para dar salida a frustraciones continuas de ambos firmantes. De un lado, por la serie de pérdidas que han obligado, entre otros desaguisados, a que sean despedidos los gerentes designados desde Los Pinos; los otros, porque ya no resistían la quemazón por sus aventuras fracasadas que, entre divisiones por ellos provocadas, perdieron lo que tan generosamente se había ganado en 2006. Aquellos que se han encaramado en las decisiones cupulares del PRD se sintieron triunfadores instantáneos, reivindicados en su ilegitimidad de origen. El señor Calderón, por su parte, reajustó su frívolo equipo de poca monta y se atrincheró, revestido de guía partidario, para repetir las dosis ganadora, según sus cuentas alegres, rumbo a 2012. Poco importa en este caso y dados los intereses en juego, que en su cabús lleve al cascarón del PRD. O, en otra de las versiones que no escapa a la imaginería de aquellos que aspiran a llegar a la Presidencia basados en negociaciones permanentes con los que, desde arriba, deciden y sólo con esos. En una de esas, piensan algunos, las circunstancias, que en política juegan papel a veces decisivo, les serán propicias. Y, en el acomodo siguiente, uno de los promotores de la alianza descrito insistentemente como de izquierda moderna, negociadora, pueda ser acogido por esa fracción de la plutocracia menos reactiva al cambio.

Marcelo Ebrard tiene que saber que una izquierda moderada no es ni nunca será del gusto de la plutocracia. Los dados se han echado no sólo en México sino en todo el planeta, para situarse en los polos de las determinaciones vitales: la equidad democrática o el modelo concentrador a ultranza. El proceso parece indetenible en sus derivados dispares. Es cierto que hoy, los mercados financieros doblegan aún a gobiernos que se decían de izquierda, como el emanado del PSOE en España. O a los que dirigen a las democracias sociales de Francia, Alemania, Irlanda o Italia. Pero, aun en circunstancias de extrema sensibilidad, los pueblos de esas naciones han reaccionado con vigor y están en la lucha por los derechos adquiridos en sendas luchas pasadas. Los desamparados, los obreros y gran parte de la sociedad no partidaria en Estados Unidos demostró, el pasado fin de semana, ese vigor que se transformará en millones de votos protestantes. La crisis desatada por los banqueros no pesará, únicamente, sobre los hombros de los de abajo por más alharaca que desplieguen los difusores de la derecha. Tales hechos están teniendo ramificaciones por inusitados vericuetos. La lucha en Brasil es clara, definida entre una Dilma Rousseff dura pero inteligente y preparada, frente al mediocampista Serra, heredero del tecnócrata Henrique Cardoso de difuminado recuerdo. Los ciudadanos de izquierda, en ese gigante sureño, salieron a votar. Por eso Marina Silva se arremangó con un 19 por ciento del electorado.

En el México de las tragedias y los hundimientos, la sucesión por la Presidencia para 2012 muestra aristas descarnadas. Ante ella, las definiciones individuales y partidarias son inevitables y hasta urgentes. No sólo se han adelantado los tiempos y las pasiones, sino que pasan, de manera por demás feroz y transparente, por lo que ya sucede y sin duda sucederá en el estado de México. La elección del próximo gobernador de ese que es el territorio más poblado, hiriente en su desigualdad, solidario, abandonado y asiento del grupo más organizado para los trafiques de influencia, los negocios ilícitos o el desboque de asentamientos, grotescos dormitorios enajenantes, donde se montará el teatro decisivo de la futura Presidencia o, cuando menos, de las ofertas políticas y los contendientes reales. No habrá cuartel. Las huestes magisteriales del gobernador Peña se han aliado a las de la maestra. Se ven, a sí mismos, como el trabuco de mapaches indetenible. Serán un factor a vencer por las fuerzas democráticas, qué duda cabe. La alianza propiciada y amarrada por el señor Calderón en el desate de sus odios y venganzas no tiene visos de levantarse como oposición. El candidato que propondrán será un híbrido y las reivindicaciones a sostener alejadas de la izquierda. El movimiento que abandera AMLO se ha definido, con tajante valentía, por formar una alianza, desde abajo, con la izquierda real y pondrá toda su fuerza organizada para la coronación de un esfuerzo que no es transitorio sino trascendente. La incomprensión de muchos se irá matizando si son de buena fe. Los ataques de columneros, analistas y hasta académicos afines al oficialismo ya empezó y condenan a Obrador, aliados y propuestas, al más rotundo de los fracasos. Pocos, o ninguno de ellos, se han asomado siquiera a la ventana para ver el río humano que pasa abajo gritando por un cambio verdadero. Serán estos, y no otros, los que marcarán el devenir. Será ahora no sólo la única oportunidad de sobrevivencia popular sino, acaso, la última.

domingo, 3 de octubre de 2010

Corrupcion de clase mundial.


Nada conmueve a las autoridades calderonistas, en el escándalo que involucra a Néstor Moreno García y al menos a otros tres funcionarios del sector energético, ni siquiera la investigación del Departamento de Justicia del gobierno de Estados Unidos o el cúmulo de evidencias aportado por la firma suiza ABB. Fuera de México, a los mexicanos implicados en esta trama de sobornos se les persigue y juzga. Y aquí, la PGR y la Función Pública apenas están en la integración de los expedientes.

Ambas dependencias han abierto sendas indagatorias. En la Comisión Federal de Electricidad, el Órgano Interno de Control revisa las operaciones bancarias irregulares efectuadas por su exdirector de Operaciones. En las oficinas centrales de la SFP, de manera simultánea, ha iniciado una pesquisa de “evaluación patrimonial”, para comprobar si, efectivamente, son de su propiedad el yate y el Ferrari que se le imputan.

Desde noviembre pasado, el director general de la institución, Alfredo Elías Ayub, giró instrucciones para que el área jurídica de la CFE presentara una denuncia de hechos, en la PGR, “contra quien resulte responsable”, como si en Estados Unidos no hubieran descubierto e investigado este caso, conocido como el de los good guys (los chicos buenos), por los mensajes electrónicos que intercambiaron los involucrados.

Muchos tiempos y contratiempos se hubieran evitado en el gobierno calderonista si hubieran colaborado con sus contrapartes estadounidenses o, al menos, hubieran revisado el expediente 09-325, abierto el 16 de noviembre del 2009 en la división Houston del Distrito Sur de la Corte de Estados Unidos.

La acusación es contundente. Desde 1997 y por lo menos hasta el 2004, ABB Network Management, una filial de la compañía suiza, pagó sobornos a funcionarios de la CFE por 1.9 millones de dólares.

Entonces, John Joseph O’Shea, quien se desempeñó como Gerente General de esa unidad de negocios de ABB Inc., que tenía su sede en Sugar Land, Texas, contrató los servicios del empresario Fernando Maya Basurto, a quien nombró su representante en México. Este equipo no tardó en conseguir adjudicaciones de obra, por parte de la CFE.

En 1997, ABB NM recibió el encargo de desarrollar un sistema de información y control “en tiempo real”, que dentro de la CFE se conoce como SITRACEN y no es otra cosa sino el cerebro del Centro Nacional de Control de Energía, por el que cobró 44 millones de dólares. En octubre del 2003, obtuvo un contrato multianual para la actualización y mantenimiento de dicho sistema -ese proyecto se denominó Evergreen– por el que requirió 37 millones dólares más.

O’Shea y Basurto se declararon culpables. El empresario mexicano además admitió haber participado en las operaciones financieras mediante las cuales Moreno García cobró los sobornos y los destinó a distintos pagos. Para ello, contrató los servicios de Enrique Faustino Aguilar y Ángela Gómez, un matrimonio que prestaba servicios de corretaje a través del Grupo Internacional de Asesores y que, a su vez, representaba a una financiera panameña denominada Azusa.

El expediente armado por el fiscal Nicola J. Mrazek ante el juez Lynn Hughes es contundente. Los funcionarios de la CFE, lidereados por Moreno García, establecieron montos y rutas para recibir sus “comisiones” por la asignación de los contratos del SITRACEN y su mantenimiento, denominado Evergreen, por el que pactaron recibir 10% del monto final del contrato; es decir, 3.7 millones de dólares. Aguilar y Gómez, por su parte, establecieron como monto por sus servicios la módica suma de 1 millón de dólares, de los cuales Basurto y el exdirector de operaciones de la CFE retuvieron una parte.

La investigación posterior -que involucró un rastreo del intercambio epistolar entre O’Shea, Basurto y los funcionarios de la CFE y el rastreo de sus cuentas bancarias– determinó el modus operandi de sobornadores y sobornados, así como las cantidades que mes con mes depositaron en las cuentas, para lo que incluso falsificaron documentación de instituciones bancarias.

Ayer, ABB Ltd informó que aceptó pagar 58.3 millones de dólares en devoluciones, intereses y multas derivadas de los sobornos entregados a los funcionarios mexicanos por su filial texana. En Houston se juzga a Basurto y O’Shea, mientras que en Los Ángeles ya está convicta Ángela Gómez, la esposa de Enrique Faustino Aguilar. Sólo falta que caigan Moreno García y los demás funcionarios de la CFE implicados en este entuerto. Pero las autoridades mexicanas, que aún recaban información y pruebas, quizá hayan dejado escapar a los corruptos.

EFECTOS SECUNDARIOS

REVÉS MINERO. El Juez Primero de Procesos Penales Federales del DF negó el amparo interpuesto por Juan Linares Montúfar, expresidente del Comité de Vigilancia del STMMRM y cercano a Napoleón Gómez Urrutia. Sigue el proceso en su contra.

Fuera de México, a los mexicanos implicados en esta trama de sobornos se les persigue y juzga. Y aquí, la PGR y la Función Pública apenas están en la integración de los expedientes.